Industria marítima

Hoy en día, los metales más comunes utilizados en la construcción de yates, estructuras marinas y accesorios son el acero inoxidable y el aluminio. Aunque el aluminio es ligero, tiene una resistencia limitada a la corrosión en agua de mar y requiere un mantenimiento exhaustivo. El acero inoxidable, por otro lado, es reconocido como un material superior para aplicaciones marinas debido a su excelente resistencia a la corrosión, brillo, resistencia y rigidez.

Para muchas aplicaciones de navegación, los accesorios de acero inoxidable Grado 304 (UNS S30400 / S30403) han demostrado ser adecuados. Sin embargo, el estándar actual de la industria es el Grado 316 (UNS S31600 / S31603—comúnmente conocido como acero inoxidable "grado marino"), que proporciona soluciones para aproximadamente el 90% de las aplicaciones marinas. Los grados 304 y 316 son aceros inoxidables austeníticos (serie 300), lo que se atribuye a su estructura metalúrgica (austenítica), que les otorga una excelente ductilidad, buena resistencia, propiedades no magnéticas, soldabilidad y muy buena resistencia a la corrosión.

Se aplican las siguientes reglas generales:

El 304 puede usarse para componentes totalmente expuestos y lavados frecuentemente con agua dulce;

El 316 puede usarse para todas las aplicaciones de accesorios de casco y cubierta por encima de la línea de flotación;

El S31803 ofrece mayor resistencia y, por lo tanto, componentes más ligeros para las mismas aplicaciones que el 316 y, además, puede usarse hasta 60°C en sistemas de escape húmedos y en aplicaciones totalmente sumergidas; y el S32750 ofrece aún mayor resistencia y ahorro de peso y puede manejar todas las aplicaciones marinas sin riesgo de corrosión, incluso en aguas tropicales y aplicaciones de escape calientes y húmedas.

Si bien los grados de acero inoxidable 304, 316 y los aceros dúplex se pueden usar en aplicaciones marinas, proporcionan diferentes grados de resistencia a la corrosión y durabilidad. La clave para su aplicación exitosa es, por lo tanto, ser consciente de las fortalezas y limitaciones de cada grado y cómo se pueden usar para su potencial óptimo.